Mi hijo se llama Emiliano

¿Otra vez tengo mareos matutinos?, pero si hace mucho que terminé con los achaques. Puse las manos en mi escritorio para no caerme, luego inhalé profundo y cerré los ojos para concentrarme en la respiración.

Inhala… exhala.

Esta sencilla técnica me había funcionado los primeros meses, pero no me estaba ayudando en ese momento porque empecé a sentir el mareo en mis manos, era como si la mesa se estuviera balanceando. Pensé: “¡Esto es peor que al principio!, de seguro me va a dar náuseas y luego estaré vomitando el piso de la oficina”.

Me imaginé la escena con claridad, sentí un adelanto de la vergüenza por la catarata de huevos con chorizo que inundaría el piso. De pronto escuché la voz de Emiliano, y se hacía más fuerte en cada paso que daba desde su oficina, me estaba gritando muy alterado: “¡Dina, Dina!… ¿Qué estás haciendo? ¡CÓRRELE! ¡Tenemos que salir, está temblando!

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No me lo vas a creer.

Tienes libre albedrío para pensar que lo que te voy a contar no es verdad. Cada quien puede creer en lo que quiera. Y yo creo en lo que me pasó.

Resulta que compré un atado de hierbas, y ya sabes que las hierbas son medicinales y tienen varios usos, como cuando pones lavanda en el difusor para sentir calma. Pues yo compré un atado de ramitas que supuestamente ayuda para nuevos comienzos. El chiste es quemarlo de una orilla y dejarlo consumir mientras el aroma impregna tu casa… o puedes hacer con él cualquier otra cosa que se te antoje.

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Que te mire como si fueras magia

―¡Ay amiga ya no puedo más! ―dijo Gloria suspirando entre lágrimas―, de todas las pendejadas tenía que hacerme esto.

―Qué te puedo decir sin decirte “te lo dije” ―le dijo su amiga al tiempo que le pasaba la caja de los kleenex―. Desde que eran novios tú sabías cómo era, y la verdad es que un hombre infiel es infiel toda la vida.

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Lecturas de Tarot

Rebeca tiene habilidad para contar historias, es fácil dejarse llevar con su plática y querer saber más; como aquél martes por la noche en el mismo café de siempre con mis amigas.

Inició contándonos lo avanzada que iba en sus clases de Tarot, mientras me miraba de reojo con una mueca acusatoria por ser la única a la que no le había tirado lectura. La verdad yo no había querido porque prefiero andarme con cuidado de esas cosas. Nos dijo que sus clientes preguntaban siempre lo mismo, que si fulanito me quiere, que si penganito me engaña o si van a conocer a su alma gemela. Pero resulta que tuvo una lectura que la puso nerviosa, no por las preguntas, sino por las respuestas.

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Estoy parada en la ventana de mi cocina

Categoría: Puros Cuentos
< Del Reto de escritura 30 días: día 6>

Estoy parada en la ventana de mi cocina, viendo a la calle mientras lavo los trastes de la comida. Pasa por la banqueta un perro, lo veo que va caminando cansado y triste, y no sé porqué me imagino que es un perro perdido, que alguna vez tuvo una familia que lo amaba y lo quería, pero ahora su pelo me dice que lleva meses viviendo en abandono. A lo mejor debería hacer algo pero apenas lo acabo de pensar y ya no lo alcanzo a ver.

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Estaba evitando a los hombres

Categoría: Puros Cuentos
(Relato para Editorial Cuatro Hojas, con el tema de la semana: El futuro ya está aquí)

Paula me metió la duda en la cabeza. Y aunque me exasperó su insistencia, debo admitir que había una probabilidad de que fuera cierto. Estaba evitando a los hombres.

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Sueño todas las noches

Cuando estoy recordando mis sueños siempre les faltan partes, porque empiezan en medio de algo que no entiendo, y se siguen con una serie de eventos inconexos. Como el otro día que soñé que estaba en medio de una guerra, con tanques y bombas y todo. Estaba ahí detrás de un muro y tenía mucho miedo, pero yo era un soldado y tenía que pelear.

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Y si me escapara al bosque

Elijo el frío. Elijo un frío húmedo con ese aire fresco que queda después de la lluvia. Iría a un bosque, lleno de árboles muy altos a los que les crecen helechos en los troncos.

Llegaría a una cabaña, que no sea lujosa porque me haría pensar en la ciudad. Mejor rústica y un poco vieja, para que huela a tiempo. ¡Ah, pero con camas limpias y sábanas blancas y suavecitas!. Prendería la chimenéa y me acurrucaría enfrente, entre cojines y cobijas, leyendo uno de esos libros que te atrapan y no puedes dejar de leer.

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Abre un libro al azar, elige una línea y úsala para iniciar una historia

< Reto de escritura 30 días: día 2>

—Señoras y señores —dijo el capitán con una voz baja, lenta y un poco cansada—, tienen 5 minutos para retirarse.

Todos vamos a coger nuestras pertenencias al área de lokers. Abro el mío para dejar los zapatos del trabajo y ponerme mis tenis, todos están en lo mismo pero yo me apuro. Cierro bien mi loker, me cuelgo mi mochila y me doy prisa para hacer una parada en el baño antes de irnos. Cuando salgo del baño agarro camino a la salida.

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