Existe lo que se llama <actitud ante la tormenta>.
Cuando a uno le alcanza un inesperado chaparrón, se pueden hacer dos cosas: o bien se echa a correr lo más rápido posible, o se pone uno al resguardo bajo los aleros de las cosas que bordean el camino. De todas formas siempre se terminara mojado.
Pero si uno se prepara mentalmente, y con anticipación, a la idea de quedar mojado, no se sentirá muy contrariado por la llegada de la lluvia.
Copiado de un libro, no sé cual.