Hay que darnos cuenta

Lee esto y ve cómo te sientes:

Una mujer, al convertirse en mamá, no tiene la obligación ni el deber de dejar de trabajar para quedarse en casa a cuidar a su bebé.

Ahora lee esto:

Un hombre, al convertirse en papá, no tiene la obligación ni el deber de dejar de trabajar para quedarse en casa a cuidar a su bebé.

¿Sentiste conflicto al leer la primera frase? Hay que darnos cuenta que hemos normalizado que una mujer, por ser mujer, sea la cuidadora de su bebé el 100% de su tiempo.

Y si bien le va y el papá le “ayuda”, cuida a sus hijos el 90% de su tiempo.

¶ Fin de párrafo

La devaluación que nos impusieron

Un hombre que admiro, dijo un día en una conversación trivial en un bar, que si él se divorciara se buscaría una mujer más joven, porque tiene la opción y porque no hay necesidad de batallar con mamás solteras.

Esa es una expresión patriarcal que asigna valor a las mujeres, un valor respecto a la condición de la mujer.

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Estoy en rehabilitación

Los piquetes inevitables fueron menos dolorosos de lo que pensé, incluso la anestesia en la espalda, que era el piquete que más miedo me daba.

Estuve despierta en la cirugía, pero me inyectaron un tranquilizante para dormir o despertar a voluntad. No me dolió nada, incluso después de la cirugía no sentí dolor. Pasé la noche bien. Hasta el día siguiente que me levanté y empecé a sentir dolor en cada movimiento. Lloré del dolor.

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Ganamos el Mundial de Escritura

Escribo cuando me siento inspirada. Unas veces me inspira el dolor y la tristeza, y se convierten en disparadores de mis letras, empujando las emociones hasta el teclado y convirtiendo todo el proceso en un hábito terapéutico.

Unas veces me inspira la fantasía, mi preciosa costumbre de soñar despierta, de imaginarme qué pasaría si… y de pronto me encuentro mirando recuerdos que nunca viví y situaciones que aún no llegan. En esos ratos me cosquillean las yemas de los dedos, es como si el torrente sanguíneo llenara mis manos de adrenalina y mi pecho de mariposas, todo mi cuerpo quiere escribir lo que ven mis ojos, esas quimeras que no ve nadie.

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Tíralo y no te desgastes

Ya no queremos reparar nada, mejor lo tiramos y conseguimos uno nuevo.

Me acuerdo cuando mi mamá llevaba sus zapatos a ponerles suela nueva con el zapatero, y cuando se los entregaban olían a pegamento y estaban bien pintaditos.

Me acuerdo del montón de hoyos de calcetín que mi mamá cocía y les daba segunda vida. Se sentía chistoso en el dedo, pero servían.

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Dicen que los hombres no pueden ser feministas

pero yo opino lo contrario.

Primero lo leí en una cuenta anti machismo de instagram, pero desde mi perspectiva no supieron explicar o dar bases concretas para justificar claramente por qué decían que los hombres no pueden ser feministas.

Luego me encontré con este vídeo de una defensora del feminismo, llamado “Los hombres nos siguen explicando cosas” y al escucharlo ya entendí a que se referían los de la cuenta anti machismo.

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Cosas de niñas

Mi mamá me platicó varias veces la historia de cuando yo nací; ya saben de esa satisfacción materna para contar las experiencias de sus crías. En algunas de esas veces, me dijo que mi papá quería que yo fuera niño; ya saben, típico de padres boomers eso de primogenitura masculina.

A lo mejor ahí se me implantó este chip feminista, o a lo mejor es algo de mi generación. Sea como sea, crecí en una burbuja de equidad de género, que más tarde que temprano, me di cuenta que se llamaba feminismo.

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