El caso de las PINKS GIRLS GDL

Sabemos que las redes sociales son solo una parte de la realidad, y que debemos ver todo con ojo analítico, porque “caras vemos, corazones no sabemos”.

Aún así tendemos a compararnos, y a pensar que nuestra vida no es tan feliz como la de tal o cual… creemos que somos las únicas con problemas económicos, problemas de pareja, problemas con la comida, problemas, problemas, problemas.

De ahí que nacieron estas cuentas que promueven “la vida real”, por así decirlo, son influencers que no solamente se quitan los filtros, sino que además los hacen evidentes, y nos dicen: Este es un cuerpo de verdad, está es una relación de pareja real, esto es ser mamá, esta es una casa sin filtros, etc.

¿Y ayuda? Yo digo que sí.

Pero una cosa es ver que la influencer valiente habla de lo que piensa (y la apoyamos), y otra muy distinta que nosotras hablemos de lo que pensamos (y sentimos).

Creo que es importante hablar y poder compartir nuestra realidad, sea cual sea: “este es mi cuerpo y no estoy contenta”, “está es mi relación de pareja y no soy feliz”, “esta es mi vida y me deprime”, “Ya no sé qué hacer”.

¡Pero no nos animamos!, que difícil ser valiente y salir y exponernos. Felicidades a todos los influencers que se animaron ¿Cómo chingados lo hacen?

La mayoría de nosotras observamos y les regalamos likes. Por dentro nos hacen sentir bien, pero aún así sentimos que algo falta. ¿Qué nos falta? Viene el condenado Facebook y ¡pum!, se saca de la manga las -publicaciones anónimas-, porque supo que necesitábamos poder hablar y compartirnos, y no nos atrevíamos.

Hay un grupo de Facebook que se llama -Pinks Girls Gdl-, y ahí explotaron las publicaciones en anónimo en cuanto las activaron. Es grupo solo de mujeres, creado con la finalidad inicial de vender y comprar, pero de pronto ya es un mar de publicaciones en anónimo para pedir consejos diversos, y otras más que solo necesitaban desahogarse.

Me declaro fan de las publicaciones en anónimo, me gusta leerlas porque son TAN reales y genuinas. Es la vida siendo vida, sin filtros. Es como ver lo que la gente piensa y que no se atreve a admitir. Pero… por otro lado me conmociona darme cuenta lo que la mayoría se guarda para su vida privada, es como si se hubiera destapado una alcantarilla de: violencia doméstica, abusos de las parejas, inequidad en las relaciones, maltrato emocional, hombres abusivos, divorcios injustos, entre otros temas más.

Parece que las mujeres evitamos hablar de esta realidad, y no compartimos ese lado de la vida privada, sin embargo lo que negamos termina por someternos: lo dejamos perpetuarse. Es como una versión de nuestras abuelas quedándose calladas, ¿y te acuerdas qué provocó que ellas se callaran? Que nuestras madres fueran directo al matrimonio creyendo que así eran las cosas, que lo que se vive dentro de la casa es secreto, que no se decía ni se contaba. Debían hacer como que no existía. “La ropa sucia se lava en casa” les dijeron.

En una época de redes sociales, las mujeres seguimos haciendo lo mismo: publicando apariencias y escondiendo el cochambre. Y cuando salen unas cuantas valientes a gritar en las calles: “estamos sufriendo violencia en nuestras casas”, “el patriarcado me quitó a mis hijos en un divorcio injusto”, “el machismo me corta las alas”, “mi pareja abusa de los cuidados que le doy”, “los hombres nos están matando”….¿qué hacemos? Lo negamos y pensamos “feministas exageradas, que vergüenza”.

Pero brotaron los anónimos en el grupo de -Pinks Girls Gdl- y claramente demuestran lo contrario. Los leo y pienso que es una injusticia lo que vivimos muchas mujeres, pero ¿por qué suceden estas cosas en una era de la información y del conocimiento y del empoderamiento femenino? Yo creo que avergüenza tanto que es preferible ocultarlo y negarlo. Y ya sabemos que <lo que niegas te somete>.

Creo que los hombres saben que las mujeres no nos atrevemos a contar lo que nos hacen, son conscientes de que nos callamos por vergüenza. Son muy poquitas mujeres que se animan a compartir en sus redes sociales el maltrato de su pareja, casi ninguna dice lo que ellos están haciendo. Y ellos… aprovechan la ventaja y lo siguen repitiendo.

No nos atrevemos a señalarlos, porque nos han hecho creer que la que queda mal es una, y pensamos: ¡Que vergüenza que se enteren que mi marido es un holgazán! ¡Que pena admitir que me quiero divorciar porque me maltrata! ¡Que la gente no se entere que me engaña! ¡Si me separo van a pensar que soy una fracasada!

¡Y no me cabe en la cabeza, ¿cómo es posible que nos avergüenza señalar al hombre?! ¡A ellos es a quienes les debería dar pena que la gente se entere de todo lo que hacen!… pero no les da.

Debo admitir que la cultura patriarcal ha hecho bien su trabajo, nos han educado pero que muy bien para no hablar, a que nos quedemos calladas y no señalemos a ese hombre que se bebe el dinero de la comida y de la renta, ni a ese otro que se desentiende del cuidado de sus hijos, y tampoco se dice nada del que tiene una o dos amantes…. ¡porque nos da pena!

¿Pena nosotras? ¿o pena ellos?

Lamentablemente estamos bien entrenadas, lees esta reflexión y me ves apuntando con el dedo estos comportamientos patriarcales (que son reales), y aún así seguiremos en las mismas. Ya tenemos mucho tiempo hablando de esto, ya Sor Juana escribió “¿Cuál es más de culpar, el que peca por la paga o el que paga por pecar”?… Y seguimos aquí casi en las mismas, trescientos años después.

Seguimos culpándonos por lo que ellos hacen. Sintiendo que somos nosotras las que deberíamos sentir pena. Por eso en el grupo de -Pinks Girls Gdl- las publicaciones para denunciar y señalar a los hombres, son anónimas.

Por ejemplo, el otro día leí a una -pink- que puso que necesitaba ayuda para sacar de su casa al marido que no trabajaba, que se la pasaba de flojo en su casa viviendo del trabajo de ella y tratándola como sirvienta, preguntaba qué proceso legal podía hacer porque por más que le decía que se fuera, no se iba.

Unas que sufren con maridos adictos a las drogas, que las violentan y al día siguiente les piden disculpas y no saben si dejarlos o quedarse. Otras pidiendo consejos para saber si se divorcian o no del infiel, Historias de mujeres que se quieren separar por malos tratos y que no se animan por miedo a que las vean como fracasadas, otras que ya no soportan al hombre pero se quedan por los hijos.

Publicaciones en anónimo… porque da vergüenza. Aunque pena les debería dar a ellos, pero la realidad es que a ellos no les importa; saben que las mujeres no vamos a contarlo a nadie, saben que aprendimos a quedarnos calladas. Y ellos lo siguen haciendo, y las mujeres seguimos sintiéndonos solas, viendo en las redes sociales las fotos de matrimonios felices, pensando “¿qué estoy haciendo mal?, ¿por qué mi pareja no me ama?, ¿qué tengo de malo?”.

Me atrevo a decir que la solución es juzgarnos menos entre nosotras mismas, y más a los culpables. Además las mujeres disfrutamos de compartirnos, y nos hacemos más fuertes con la sororidad. Definitivamente tenemos que aprender a ser menos críticas con la vida de la hermana, la amiga, la prima, la conocida; para permitir que puedan confiar en nosotras y quieran contarnos sus historias, para que no sientan una vergüenza que no les pertenece ni se sientan señaladas por algo que no está en sus manos.

Esa idea de lavar la ropa sucia en casa es una idea del patriarcado, solamente ellos ganan con nuestro silencio. No entremos en su juego. No nos quedemos calladas y no juzguemos a las que se atrevan a hablar, no las critiquemos ni las callemos, no las linchemos ni las ridiculicemos.

Y esto también va para mí, porque yo también aprendí a quedarme callada y también he juzgado cuando no debía hacerlo.

** En Guadalajara hay muchos grupos de mujeres (círculos de mujeres) que se reúnen para contarse sus historias y tienen dinámicas que sanan cualquier corazón y cualquier útero. Son redes sociales en vivo que no necesitan publicaciones en anónimo.

Fin de párrafo.

5 comentarios en «El caso de las PINKS GIRLS GDL»

  1. ¡Excelente reflexión, Julieta! Creo que tienes razón en que la solución es juzgarnos menos entre nosotras mismas, y más a los culpables. Pero muchas aún, en esta época de libertades, siguen soportando TODO y callándose por prejuicios tontos, inculcados muy hábilmente. Lo más triste es que esas ideas inculcadas suelen venir de otras mujeres: madres, abuelas… Es lo que aprendieron y no fueron capaces de romper los hábitos. Y, si me estuvieras hablando de mujeres de 50, 60 años, pero lo triste también es que las nuevas generaciones de mujeres sigan la misma senda.
    A mí, por suerte, me tocó vivir una juventud revolucionaria y eso me hizo más abierta, menos permisiva, más contestataria que las generaciones de mi madre o mi abuela. Doy gracias al universo por haber nacido donde nací y cuando nací.
    Desconocía el grupo de las Pinks Girls Gdl y de las publicaciones anónimas. Y tengo sentimientos encontrados con el tema. Por un lado, me parece genial que a alguien le sirva para animarse a contar y a pedir consejo. Pero por otro lado, me da mucha tristeza pensar que aún no somos capaces de hablar de frente, diciendo lo que pensamos, criticando, opinando, por miedo al qué dirán. Pienso que es mucho más sanador los grupos de mujeres de Guadalajara. O los grupos de amigos de toda la vida, porque los amigos sirven para eso, los amigos (hombres y mujeres) sirven para escuchar, entender, dar su opinión sincera sin prejuicios, sin juzgar.
    Siento haberme extendido, pero es un tema que me parece importante. Un abrazo.

    1. ¡hola hola Marlen!
      Sí me he dado cuenta que a veces las abuelas y madres van perpetuando estos comportamientos, no sólo es cosa de que los hombres lo hagan, también es cosa nuestra. Pero ya ves que no podemos trabajarnos los males que no nos vemos, y mientras no nos demos cuenta, pues seguiremos repitiendo. Digo, que tampoco es que estemos totalmente igual que hace trescientos años, pero pues sí nos hace falta agarrar más prisa, porque sí es bien triste lo que están viviendo muchas mujeres, y lo peor que lo viven solas por vergüenza.

      Gracias por tu comentario, tu ven y expláyate, aquí estás en tu casa/blog.
      Un besazo.

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