La historia de cómo llegó este libro a mis manos te parecerá conocida y a lo mejor te identificas.
Para empezar este libro no es mío, es de mi marido; se lo recomendaron sus colegas médicos. Y como tengo el prejuicio de que los doctores lo único que leen es sobre medicina, y poco o nada de lo demás; desdeñé la recomendación. Le hice el fuchi. Deduje que sería de esos libros de autoayuda que no me gustan por simplones, de esos que tienen poco contenido y mucha palabrería larga. Y lo descarté de mi lista “por leer”.
Olvidé el libro.
Meses después empecé a sentir que mi vida era un desmadre: un desorden. Me di cuenta que no estaba logrando nada por falta de constancia; pero lo pude ver después de un rato, no fue fácil aceptarlo. Es una tarea grande ser honesta conmigo misma, pero lo intento tanto como puedo, y además trato de no compadecerme ni justificarme. Quiero ver mis flaquezas como son, aunque duela.
A finales del 2021 me sentía enojada conmigo y decepcionada de mí misma. Me la pasaba maldiciendo mi inconstancia, pensaba que yo no estaba hecha para tener rutinas exitosas.
Y a decir verdad, las rutinas siempre me habían parecido taaan aburridas, creía que las rutinas hacían la vida sosa y monótona. Y por eso evitaba la planeación de mis días, prefería que salieran cosas inesperadas, de esas que dan mucho gusto vivir. Pero no era así, estaba viviendo lo contrario: por no planear no estaba logrando nada de lo que yo quería.
Hice como hago con todo lo que no sé: me puse a estudiar sobre disciplina en internet. Leí por aquí y allá, escuché varios pódcast y me topé que en casi todos lados recomendaban el libro que no quise leer.
Bueno… pues ni modo, pensé, toca leer y ver qué tal.
Dicen que los libros llegan cuando tienen que llegar, pues es cierto. Es lo que me pasó. Juro que si lo hubiera leído en el momento en que mi esposo lo compró, no habría tenido el impacto que tuvo ahora. La vida sabía que yo no estaba lista para leerlo, tenía que pasar por el proceso “de darme cuenta” que mis ganas de living la vida loca para no hacer planes y, vayamos a donde apunte el huarache; no estaba funcionando. Fue hasta que me detuve para mirar atrás cuando decidí cambiar mis creencias. Y así lista como estaba para cambiar, la lectura influyó en mí.
Querida lectora, ¿tú estás lista para cambiar? Porque si no te parece que tengas ningún mal hábito que quieras eliminar o no hay nada que quieras lograr que dependa de crear un buen hábito, entonces esta lectura no es para ahora. A lo mejor para después, ya que tengas una motivación para mejorar en algo o alcanzar una meta.
Pero si ya estás en tu momento… ¡Cómpralo!
James Clear, el autor, hace honor a su apellido al momento de escribir: es tan claro, tan fácil y limpio en su escritura, que te vas de corrido sin ningún contratiempo. Me gustó mucho la forma que tiene de ejemplificar con anécdotas, ¿a quién no le gustan las historias? Desde que inicia ya está contando su historia y te hace pensar que si él pudo, no hay forma de que uno, no pueda.
Sin darme cuenta empecé a derrumbar mis creencias sobre las rutinas. Nunca había tenido tantas ganas de llenar mi agenda de cosas como ahora. De hecho en este momento que te escribo, tengo una agenda llena de actividades que se repiten en los días y en las semanas. No me pesa la rutina, ni es aburrida como creí, por el contrario, siento que empiezo a tener más control.
Obviamente este libro no me hubiera servido si solamente hubiera leído sin hacer nada, porque con solo leer ni el bueno se hace malo, ni el malo se hace bueno. Desde el principio me decidí a leerlo lenta y pausadamente, anotando en un cuadernillo las partes que parecían relevantes para mi vida, escribiendo reflexiones y haciendo la tarea. Y por supuesto que no he dominado el método, pero del uno al diez me siento un cero que se convirtió en seis.
Y si así, siendo seis, me siento tan realizada con mis nuevos hábitos, no puedo imaginarme lo chingona que puedo llegar a ser cuando haga todo como debe ser.
¿Libro aburrido? No. Ni tedioso ni enfadoso. Son historias entretenidas que nos explican cómo funciona nuestra mente. Tampoco es un libro de texto que está lleno de conceptos difíciles que tienes que estudiar, por el contrario, parece que tienes de frente a James y te va platicando todo. ¿Difícil de hacer? No, pero si alguien piensa lo contrario es porque no empezó las cosas por el principio, desde el paso de bebé número uno.
En conclusión, pues sí, cómpratelo y léetelo. Y cuando lo hagas, léelo con calma. No lo devores para que tengas tiempo de ir paso a paso con las tareas, pero tampoco te vayas muy lento que te quedes dormido en los laureles y lo dejes por ahí arrumbado.