Categoría: Puros Cuentos
(Relato para Editorial Cuatro Hojas, con el tema de la semana: El futuro ya está aquí)
Paula me metió la duda en la cabeza. Y aunque me exasperó su insistencia, debo admitir que había una probabilidad de que fuera cierto. Estaba evitando a los hombres.
Aunque bueno, puede que solo fuera la falta de tiempo, que no es para tanto si en 5 años no había tenido sexo. Había salido con un par de hombres, pero no estaba obligada a pasar a la segunda cita si no había chispa. Para demostrárselo a ella, y un poco a mí misma, instalé Tinder en el celular. En menos de veinticuatro horas conseguí conversar con tres tipos, y para el segundo día ya tenía una cita. No está mal para alguien que evita a los hombres ¿eh Paula?
Antes de la cita con este hombre de Tinder, lo correcto fue hacer un poco de tarea policiaca, no quería salir con un asesino o algo así. En Facebook encontré que estaba divorciado, tal como me lo dijo, pero lo que no me dijo es que tenía una hija de 12 años. En las fotos descubrí que podría ser un adicto a la adrenalina, se veía que hacía ciclismo de montaña, algo que se parece al surf pero con un paracaídas y tenía muchas fotos escalando. Sus aficiones muy excitantes eran muy contrarias a su trabajo, ya que cuando lo busqué en Google vi que en su perfil de LinkedIn tenía un puesto muy ñoño en desarrollo de apps.
Nos quedamos de ver en un bar que él propuso y que yo obviamente no conocía. Hace tanto que no salía que tuve que comprar ropa. Entré a la cuenta de Instagram del bar para saber qué ponerme y vestirme de acuerdo a la ocasión. Después de un par de clics ya había comprado un outfit super adhoc en Shein, que me llegó justo el mismo día de la cita.
Faltaban unas horas para verlo y yo me sentía muy sofocada, no se lo dije a Paula porque le daría la razón de mi supuesto miedo a los hombres. Y como no quería ser un manojo de nervios sentada sola a la mesa, esperando a que el tipo se apareciera en el bar, decidí que lo mejor era llegar después de él, por eso pedí mi uber con 10 minutos de retraso.
Para mi sorpresa, la conversación con aquel hombre no podría haber sido de lo más agradable. No bueno, la verdad es que estoy siendo modesta, fue la cita más perfecta como jamás la había tenido. A la semana de conocer a Roberto, tuve mi primer segunda cita en 5 años y en menos de un mes, la mejor sesión de sexo de mi vida.
Era de esperarse que Paula dejara de hablarme después de unos meses, creo que desperté cierta envidia en ella y ahora que lo pienso bien, puede que nunca haya sido mi amiga de verdad. Sin embargo le estoy eternamente agradecida, si no fuera por sus insistentes críticas, nunca habría conocido a mi esposo en Tinder.