Ahora ya no les quiero escribir tanto. Estar aprendiendo a escribir me ha hecho más consciente de que no todo lo que escribí estaba bien escrito, que si me pongo a leer para atrás voy a encontrar errores. Además… conocer a los chiques de las nuevas generaciones me hizo descubrir mis vicios y fobias, las ideas viejas de los boomers que nos educaron; cambié tanto mi forma de pensar que ya no soy la que era, y en consecuencia ya no soy todo lo que alguna vez escribí. Eso tenemos la gente, que podemos cambiar.
Antes les escribía aquí muchas cosas, ahora mejor me las guardo, las retengo para mí y solo para mí, donde puedo escribir sin filtros, sin temor de ser juzgada y con ánimo reflexivo. Ahora escribo cuentos, poemas, ensayos y los guardo, porque no se sabe qué día pueden servir para otra cosa mejor que estar aquí sin hacer nada.
Yo antes les escribía muchas cosas, ahora ya no sé si seguir publicando, como que ya no le veo sentido y lo mismo empiezo sentir de mi instagram, cada vez menos ganas me dan de publicar en qué ando, comienzo a creer que he llegado a la edad de simplificar/me.
Con la novedad del ChatGPT que me tiene sorprendida, ya le he pedido escribir diferentes textos: desde manuales hasta poemas. Me la paso haciendo preguntas para ver qué me responde. De ahí se me ocurrió pedirle una lista de cien escritoras mexicanas que siguieran vivas.
Luego vine emocionada a mi blog para contarles y publicar la lista. Pero después de un par de días me pongo a buscar a las autoras para ir viendo qué libros comprar. Y vaya sorpresa, me topé con que este GPT es un mentiroso inventor: me puso nombres de mujeres que no existen (al menos como escritoras), nombres de escritoras de otros países, nombres de mujeres mexicanas que no son escritoras, por ejemplo fotógrafas, e incluso un nombre en la lista era de un hombre escritor.
En conclusión, que su lista mucho me sirvió para poquito más que nada. Limpié la lista de errores y al final me vino quedando muy corta, no llega a 100. De modo que aquí les muestro la lista limpia que iré ampliando en futuras actualizaciones, con el objetivo de llegar a cien.
Alma Delia Murillo
Ana Clavel
Ana García Bergua
Andrea Chapela
Andrea Muriel
Ángeles Mastretta
Araceli Ardón
Atenea Cruz
Beatriz Rivas
Brenda Lozano
Carmen Boullosa
Carmen Villoro
Cecilia Eudave
Cristina Rascon
Cristina Rivera Garza
Daniela Tarazona
Diana del Ángel
Dina Grijalva
Elena Poniatowska
Elisa Ramírez Castañeda
Elsa Cross
Enzia Verduchi
Esther M. García
Gabriela Jauregui
Gabriela Ynclán
Guadalupe Nettel
Ingrid Solana
Irma Gallo
Isabel Zapata
Josefina Estrada
Julieta García González
Karen Chacek
Karen Villeda
Karina Sosa
Laia Jufresa
Laura Baeza
Laura Esquivel
Liliana V Blum
Luisa Josefina Hernández
Luz Aurora Pimentel
Lydiette Carrión
Margo Glantz
María Baranda
María García Esperón
Maricela Guerrero
Marina Azahua
Marta Lamas
Martha Cerda
Martha Riva Palacio Obón
Mónica Lavín
Myriam Moscona
Nadia Villafuerte
Natalia Toledo
Nora de la Cruz
Paola Tinoco
Patricia Arredondo
Patricia Laurent Kullick
Raquel Castro
Rocío Cerón
Rosa Beltrán
Rosario Castellanos
Socorro Venegas
Sylvia Aguilar Zéleny
Vivian Abenshushan
Algunos nombres ya los puedo marcar como leídos, y trataré de no repetir autoras para terminar de leerlas a todas (difícil no repetir porque acabo de leer a Guadalupe Nettel y me gustó tanto que ya compré otro título de ella).
Quisiera escribir una reseña individual por cada autora que lea, pero es un deseo imposible porque no tendré tanto tiempo con este ambicioso reto que me acabo de proponer; tomando en cuenta que tengo lecturas pendientes, lecturas escolares, tareas de escritura y mi proyecto personal de escritura (y falta amontonarle mis actividades de ser mamá, ser scout y netflix, —¡ay! y el marido, jaja—). Lo que sí puedo hacer es escribir una entrada por cada diez nombres.
¿Quieren unirse conmigo al reto para leer a 100 escritoras mexicanas contemporáneas (vivas)?
Creemos que somos nosotros los que elegimos qué leer, sin embargo tengo un fuerte presentimiento de que los libros nos llegan cuando nos tienen que llegar. Y de ese modo llegó a mis manos el libro ‘Ecos’ de la escritora Atenea Cruz, que además de ser mi profesora en la licenciatura, es una autora que ha sido reconocida con dos premios literarios y tiene en su trayectoria cuatro libros publicados.
La narración de Atenea Cruz se ha definido como económica, ya que en pocas palabras logra describir con precisión personajes y escenarios. En su escritura no hay ningún párrafo que sobre y ningún detalle que falte. Con ese talento presenta Ecos, una novela corta que tiene poco más de cien páginas.
Respeto no como ese acto de “respetar a los mayores” o “respetar el lugar para personas discapacitadas”, porque ese es un tipo de respeto que se da a las personas que están en una posición de fragilidad; ese es el mismo tipo de respeto cuando decimos: “respeta a las mujeres”. No, no hablaré de ese tipo de respeto.
Quiero hablar del respeto que damos a las personas que consideramos que son especiales por algún motivo. Del respeto que nace de la admiración, de saber que estamos frente a alguien que, por su trayectoria o conocimiento, merece nuestro respeto. El respeto que nos hace querer escuchar a esa persona, y que nos lleva creer todo lo que nos dice.
La caricatura de Shrek no es de mis favoritas y apenas he visto algunas escenas, sin embargo el cuento de Steig me gusta porque es directo y fácil; nada le sobra y todas las partes de la historia aportan.
En el 2021 fue que me animé a seguir mi sueño de ser escritora. Por eso me anoté a talleres, leí libros sobre escritura, seguí varios blogs de buenas y bonitas escrituras, y de escritores que admiro, e incluso me la pasé escuchando podcast sobre escritura.
Y terminé el año con el logro de admitir, para mí misma y para unos cuantos, que soy escritora. Porque a lo mejor parece fácil que cualquiera ande por ahí diciendo que es escritor, pero da miedo enfrentarse al qué dirán.
¿Qué mueve a una chava de casi veinte años a querer ser scout?, sobre todo cuando había tenido cero contacto con el movimiento. Es más, pensé que solo existía en Estados Unidos, y eso por las pelis.
Pero me invitaron, y dijeron que se acampaba… y eso movió las fibras de mi niña interior que iba a acampar con su familia, cuando aún éramos familia. Me registré en el grupo octavo.
Fui a la librería Gonvill a comprar un libro de Stephen King que no encontraba en Amazon, raro pero cierto. Y mientras paseaba en los pasillos para ver qué más se me pegaba, noté que éste libro que les voy a spoilear tenía la etiqueta del número uno, es decir: el más vendido.
La mayoría de nosotros andamos tan bien de salud demasiado tiempo, que nos parece habitual vivir así… y por eso ponemos nuestra atención en todo lo demás: en eso que queremos porque no lo tenemos. Pero la salud, como la damos por hecho, no es algo en lo que nos ocupemos.